EL DEL MEDIO DE LOS PANERO [Las apariciones apócrifas de Leopoldo María Panero]

miércoles, 4 de febrero de 2015

qué hijo de puta el asaltacunas...

Es el capítulo VII de Las apariciones apócrifas de Leopoldo María Panero y necesariamente habría de llamarse 'Los dioses que matan a los hombres feroces, los dioses más feroces que los hombres',  que son unos versos del poema Pavane pour un efant défunt, perteneciente al libro Narciso en el acorde último de las flautas (1979). El eje de este capítulo es bastante simple, y entronca con alguno de los diálogos de capítulos anteriores. A saber: En el otro mundo Panero dispone de conexión Wifi e internet, lee prensa y videa porno, aunque de esto último no le guste sacar el tema y reconocerlo; él está a sus cosas, descubriendo la oscuridad desde una nueva perspectiva; asombrándose  de la  nada. Aun así está al loro de todo.

—oye, a lo que iba, que para el rato que te aparezco te enrollas y me distraes y luego se me pira la pinza invisible y me voy sin saber a lo que venía…; ¿has leído el blog del dragó?
—no…; vamos, no acostumbro…, ¿por qué?
—qué hijo de puta el asaltacunas…; y ¡qué resentido es!…; léelo, léelo…
—¡hostia panero!…; vaya mosqueo que tienes, ¿no?…
—ya no que diga que si mi obra es una mierda pinchá en un palo…; que diga, que si lo mío ha sio un postureo tó mi puta vida…; que diga, que si en uno de sus programas de full fue donde se inicio mi leyenda…; que si tal, que si pascual…; pero, ¿sabes lo que más me jode de tó, eh?…
—no…
—pues… que va y dice que los locos no tenemos amigos…; cagüen su puta calavera, tres veces por lo menos…


Pantallazo de Leopoldo María en el programa
de Tve2 Negro sobre Blanco (Leopoldo María
Panero ¿Caso clínico o caso lírico?)
Bien pocas horas llevaba muerto Leopoldo María Panero cuando uno de los muchos obituarios, que por entonces aparecieron en prensa, me dejó patidifuso, por la inquina y el rencor que desprendía; además de la estupefacción que me produjo descubrir quién verdadera-mente había sido el hacedor del hombre y el personaje, de la leyenda Leopoldo María Panero. El texto aparecería en el diario derechista La Razón, bajo el nombre de “El ruido y la furia”, como la novela de Willian Faulkner, en la que también se trata  (con más talento y mucha brillantez) el asunto de la decadencia de los individuos. Lo firmaba uno de los próceres de la literatura y el pensamiento de este país, el escritor Fernando Sánchez Dragó. Yo lo descubrí en la misma web del autor.


Desde las atalayas, los montones de estiércol o los últimos peldaños de las escaleras uno se siente poderoso y siempre todo parece más pequeño de lo que de verdad es. Todo es una ilusión óptica que te reconforta en el poderío de las alturas. Te supones águila y ves a los demás como empequeñecidos ratones campestres. Claro que, la mayoría de las veces, es a otros a los que les aborda el miedo del vértigo. A veces se decide descender cuanto antes de la corona para seguir en la planicie, pero solo a veces.

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